Monumento Westminster

Big Ben y la Torre Elizabeth en Londres: historia, restauración y secretos de visita

Pocos monumentos representan la identidad de Londres tan claramente como el Big Ben y la Torre Elizabeth. Situada junto al río Támesis, esta joya gótica no es solo un reloj, sino un testigo de la historia, la política y la evolución cultural británica. En 2025, la torre sigue fascinando a los visitantes con su renovado esplendor, su avanzado mecanismo de reloj y una experiencia de visita mejorada.

Orígenes e importancia histórica

La construcción de la torre comenzó en 1843 y finalizó en 1859, como parte del diseño de Charles Barry para el nuevo Palacio de Westminster. El reloj y la campana fueron creados por Edmund Beckett Denison y George Airy, simbolizando la precisión, la fiabilidad y el espíritu de la ingeniería victoriana. Desde su primer tañido, el Big Ben se convirtió en un icono nacional y en el símbolo sonoro de la puntualidad.

El nombre “Big Ben” se refería originalmente solo a la Gran Campana dentro de la torre, que pesa más de 13,5 toneladas, pero con el tiempo pasó a representar toda la estructura. Durante la guerra, su sonido daba seguridad a los londinenses, recordándoles que el corazón de la democracia seguía latiendo pese al caos. Cada campanada transmitía un mensaje de fortaleza y unidad por todo el Reino Unido.

En 2012, la torre fue oficialmente rebautizada como Torre Elizabeth en honor al Jubileo de Diamante de la Reina Isabel II. Este cambio reforzó su papel simbólico como vínculo entre la tradición y la Gran Bretaña moderna, uniendo generaciones a través de su presencia inmutable.

Detalles arquitectónicos y precisión del reloj

La Torre Elizabeth mide 96 metros de altura y presenta un diseño neogótico con arcos apuntados, detalles dorados y tallas de piedra. Sus cuatro esferas de reloj, de 7 metros de diámetro cada una, están fabricadas con vidrio opalino y enmarcadas con hierro dorado, visibles en todo el horizonte de Westminster. La estructura requirió casi 850 metros cúbicos de piedra y 2.600 de ladrillo.

El mecanismo del reloj es una obra maestra de la ingeniería mecánica. Diseñado por Denison y construido por Edward John Dent, sigue siendo preciso con un margen de error de apenas unos segundos por semana, incluso tras más de siglo y medio de funcionamiento. El famoso péndulo, de 300 kilogramos, se ajusta utilizando antiguas monedas de penique para afinar la medición del tiempo.

Hasta hoy, la exactitud del reloj sigue siendo motivo de orgullo nacional. Los técnicos conocidos como “guardianes del gran reloj” mantienen y calibran el mecanismo combinando la artesanía tradicional con la tecnología digital introducida durante la restauración de la década de 2020.

El proyecto de restauración 2017–2022

Entre 2017 y 2022, la Torre Elizabeth fue sometida a la restauración más exhaustiva desde su construcción. El proyecto, valorado en 80 millones de libras, abordó décadas de daños causados por el clima, la contaminación y el desgaste estructural. Se sustituyeron elementos corroídos, se devolvió a las esferas del reloj su color azul prusiano original y se reforzó la mampostería para las futuras generaciones.

Uno de los objetivos principales fue la sostenibilidad. La restauración incorporó iluminación de bajo consumo, mejor ventilación y un sistema digital de monitoreo para controlar la temperatura y la humedad en el interior de la torre. Estas mejoras garantizan la conservación del edificio y la seguridad del mecanismo del reloj.

Durante las obras, las campanadas del Big Ben se silenciaron casi por completo para proteger a los trabajadores del ruido que superaba los 120 decibelios. La restauración final reveló detalles que no se habían visto en décadas, como las tallas ornamentales y los dorados ocultos bajo capas de hollín. En 2025, la torre luce renovada, fiel a su herencia y preparada para el futuro.

Desafíos e innovaciones

La restauración presentó grandes desafíos de ingeniería debido a la altura y la fragilidad histórica de la torre. Cada pieza del andamiaje se diseñó individualmente para evitar daños en la mampostería. Los conservadores utilizaron escaneos 3D para documentar cada piedra antes de intervenir, garantizando la máxima precisión.

Se emplearon materiales modernos, como el acero inoxidable, de forma discreta para reemplazar componentes corroídos, mejorando la durabilidad sin alterar el aspecto original. Cada esfera del reloj fue desmontada y ensamblada nuevamente con más de 1.300 piezas de vidrio, todas limpiadas e inspeccionadas a mano.

El momento más simbólico llegó a finales de 2022, cuando las campanadas del Big Ben volvieron a sonar para celebrar el Año Nuevo. Fue la culminación de un proyecto monumental que combinó arte, ciencia y respeto por el patrimonio, un equilibrio que define la restauración británica contemporánea.

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Visitas y secretos de observación en 2025

En 2025, las visitas guiadas a la Torre Elizabeth se han reanudado, permitiendo a los visitantes subir los 334 escalones hasta el campanario. Las entradas deben reservarse previamente en la web del Parlamento británico y están disponibles solo para residentes del Reino Unido por motivos de seguridad. Sin embargo, los turistas internacionales pueden admirar la torre desde varios puntos estratégicos ideales para fotografías.

Uno de los mejores lugares para contemplarla es el Puente de Westminster, donde la torre se refleja en el Támesis al atardecer. Otro punto recomendado es Victoria Embankment Gardens, un entorno más tranquilo alejado de las multitudes. Las vistas nocturnas son especialmente impresionantes gracias a la nueva iluminación LED, que resalta la piedra con tonos dorados sutiles.

También se recomienda visitar el adyacente Palacio de Westminster, Patrimonio Mundial de la UNESCO. Atracciones cercanas como St James’s Park, la Abadía de Westminster y el Churchill War Rooms ofrecen una visión más profunda de la historia política y cultural de Londres, enriqueciendo la experiencia de contemplar el Big Ben en su contexto.

Información práctica para visitantes

Quienes deseen escuchar las campanadas del Big Ben en persona deben situarse cerca en punto de cada hora. El transporte público es excelente, con la estación de metro de Westminster a pocos pasos. La zona es peatonal y cuenta con miradores y caminos accesibles.

La fotografía está permitida desde el exterior, pero las fotos interiores están restringidas por motivos de conservación y seguridad. Se recomienda a los visitantes prepararse para el clima británico, ya que las zonas abiertas de Westminster suelen ser ventosas.

En 2025, la Torre Elizabeth sigue siendo mucho más que un monumento: es un símbolo vivo de la artesanía, la resistencia y la historia británica. Ya sea vista desde el río o bajo su gran esfera de reloj, el Big Ben continúa marcando no solo el tiempo, sino el ritmo de toda una nación.

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